Cambio climático: un reto para el desarrollo económico y social

La Habana, (Prensa Latina) Hoy en día se hace urgente encontrar alternativas para desarrollar economías resilientes, bajas en emisiones de dióxido de carbono y que promuevan el eficiente uso de la energía para así disminuir los efectos del cambio climático.

El cambio climático es causado por el aumento de la temperatura del planeta provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad del ser humano.

En el mundo la concentración de dióxido de carbono ha rebasado las 400 partes por millón, esa es la clave de todo el fenómeno climático, dijo recientemente Prensa Latina Odalis Goicochea, directora de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba a propósito del VI Congreso sobre Cambio Climático.

Por eso enfrentar los problemas ambientales es un reto y al mismo tiempo la oportunidad para fortalecer la resiliencia de los planes de desarrollo económico y social, destacó.

Goicochea comentó que en Cuba el cambio climático ha provocado un clima más cálido, afectaciones a los sedimentos potenciales a cultivos, el aumento de las infecciones respiratorias y epidemias, así como el ascenso del nivel medio del mar, que implicará la disminución lenta de la superficie emergida del país,.

De ahí la importancia de que el Plan de Nacional de desarrollo económico y social hasta 2030 tenga proyectado como objetivos generales garantizar la protección y el uso racional de los recursos naturales, elevar la calidad ambiental y disminuir la vulnerabilidad del país ante los efectos del cambio climático apuntó.

Al evaluar los dos años de aplicación del Plan de Estado Tarea Vida, la experta señaló como positivas las acciones ejecutadas en función de la adaptación durante este período.

El buen desempeño en los procesos de reordenamiento de cultivos y el uso eficiente del agua y la energía, además de los resultados científicos de 30 años de investigación demuestran que Cuba tiene condiciones para acelerar el proceso de implementación de sus políticas públicas dirigidas al cambio climático, enfatizó.

Entre las acciones específicas con ese fin resaltó las ejecutadas en las zonas costeras, como principal lugar donde impactan estos fenómenos meteorológicos extremos, y ejemplificó con las labores en áreas del malecón habanero y en la ciudad de Gibara en Holguín.

En Cuba por la sostenibilidad alimentaria…

Como parte del proceso de adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático en Cuba se creó un programa con el cual reducir las vulnerabilidades del sector agropecuarioy garantizar a largo plazo la sostenibilidad en la producción de alimentos.

El proyecto Bases Ambientales para la Sostenibilidad Alimentaria Local (BASAL) es una idea para enfrentar desde la producción agropecuaria la incidencia de sequías -cada vez más frecuentes e intensas- el aumento de la temperatura mínima del aire y del nivel del mar, provocados por el calentamiento global.

Unos 33 municipios de Cuba participan en la iniciativa que se comenzó a ejecutar desde el 2013 bajo la guía de la Agencia de Medio Ambiente de Cuba, el Instituto de Geografía Tropical y el Ministerio de la Agricultura.

Instituciones nacionales y locales intervienen en su aplicación que incluye el promover conocimientos y metodologías referidos a las medidas de adaptación en correspondencia con las condiciones locales dijo a Prensa Latina uno de los agricultores del programa, Joel Báez.    También, destacó, se capacita a los productores y se promueve el empleo de 42 buenas prácticas y tecnologías agropecuarias, así como la modelación de los efectos del calentamiento global en el rendimiento de los cultivos seleccionados.

Entre los resultados sobresalen el mejoramiento de la calidad de los productos y servicios, la entrega de equipamiento tecnológico -como sistemas de riego eficientes- la incorporación de abonos verdes para una mejor preparación de los suelos, la obtención de semillas y la incorporación de variedades más resistentes al cambio climático, comentó Báez.

Basal es, en esencia, una plataforma para compartir saberes, experiencias y enriquecer el acerbo común sobre la adaptación al cambio climático en el sector agropecuario y que beneficia directamente a 14 mil 505 actores, expresó.

La implementación del proyecto está a cargo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, apoyado por el Joint Research Center de la Unión Europea, y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación.

Se unen las naciones caribeñas por el futuro de las playas arenosas

La erosión es un fenómeno hoy generalizado en las playas del Caribe, de ahí que proteger estas zonas de los efectos del recalentamiento planetario sea la esencia del proyecto de Evaluación del impacto climático en las costas arenosas: alternativas para su control.

Liderado por la Asociación de Estados del Caribe (AEC), Cuba y la Agencia de Cooperación Internacional de Corea del Sur Koica, la iniciativa regional propone el intercambio de las mejores prácticas para evitar la pérdida de la diversidad de la flora y la fauna, así como las afectaciones al turismo y las comunidades costeras.

La intención es frenar el ritmo estimado de retroceso de la línea costera causado principalmente por el ascenso progresivo del nivel medio del mar registrado en las últimas décadas, asociado al a los efectos del cambio climático y a la incidencia dañinas de acciones ejecutadas por el hombre.

En el accionar perjudicial del ser humano en estas zonas destaca la extracción de arena con fines diversos, la construcción de viales, hoteles y otras edificaciones sobre las dunas, la incorrecta ubicación de obras de protección costera, el represamiento o desvío de ríos y los daños ocasionados a los arrecifes coralinos y pastos marinos.

Igualmente esta problemática responde a una disminución de la cantidad de sedientos que repercute de manera desfavorable en el mecanismo natural de abasto de arena.

La representante de la AEC para este proyecto, Heidy Linares, dijo a Prensa Latina que aunque todos serán beneficiados participan directamente diez naciones (Antigua y Barbudas, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Granada, Guatemala, Haití, Jamaica, Panamá y Trinidad y Tobago).

Informó que la idea incluyó la creación este 2019 se creó de un equipo para el monitoreo de costas en cada uno de los países participantes, se inició la etapa de rehabilitación y antes de terminar el año deberá quedar implementada la Red de Monitoreo de la Erosión

Según la especialista, gracias a 300 horas de adiestramiento, el programa cuenta con 50 profesionales con conocimientos técnicos fortalecidos y nueve planes de vigilancia costera.

Mientras para 2020 está prevista la elaboración del Manual Regional de Rehabilitación de playas, con criterios científicos y de ingeniería, en respuesta a las características de las costas del Caribe, anunció.

Comentó que también se confeccionará un banco de datos con la información recopilada y tendrá lugar la Primera Conferencia de conservación de playas del Caribe para dar a conocer los resultados del proyecto.

Ese programa incluye también un proyecto contra el arribo de sargazos (macroalgas) y otro sobre la presencia de especies exóticas como el pez león.

Para Cuba, que no escapa del problema, es importante la conservación, recuperación y mantenimiento de las playas, reflejada en el Plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático (Tarea Vida), aprobado por el Gobierno cubano en abril del 2017.

Además de su importancia para el desarrollo del turismo, uno de los pilares económicos para las naciones caribeñas, las playas constituyen barreras naturales de protección de la zona costera ante la elevación del mar y el oleaje causado por diversos fenómenos meteorológicos como los huracanes.

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